El hogar se va construyendo, te vas apropiando de él al cuidar los detalles de decoración y funcionalidad. Incluso al adaptarte a lo que esa estructura te ofrece en cuanto a espacio y servicios.
La eternidad está escrita en nuestros corazones y aun así nos hacemos de hogares terrenales -obviamente para funcionar en esta vida- pero al final, estos hogares son temporales.
En el mejor de los casos marcamos nuestro entorno con ese sello de eternidad y lo transformamos para bien, lo remodelamos. Pero la mayoría de las veces nos adaptamos a este hogar de paso, con todo y sus goteras, fallas estructurales y desgaste.
Lo sentimos nuestro sin cambiarle nada, hasta que encontramos en éste un falso descanso, una paz efímera...
No lo cambiamos, éste nos cambia.
Nos aferramos a este espacio olvidando su temporalidad. Lo sabemos nuestro, lo sentimos permanente, lo creemos único...
Hasta que nuestro espíritu es despertado y nos recuerda nuestro origen y destino. Nos regresa al sentido eterno, nos guía a nuestro verdadero hogar: el celestial.
Y entonces empieza la remodelación...
2 enero 2011
1 comentario:
CORAZÓN! ME ENCANTA LEERTE, MUESTRAS SENTIMIENTOS MUY BONITOS AL EXPRESARTE! NO NOS CASTIGUES A TUS FANS Y SIGUENOS COMPLACIENDO CON TUS PENSAMIENTOS! CADA PALABRA TUYA ES UNA ARISTA MAS DE TU CORAZÓN Y UNA PALABRA DE ANALISIS, ALIENTO Y CONSEJO PARA NOSOTROS. ATTE PABLO NECO
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