¿Cuántas veces al estar sumidos en incertidumbre, preocupaciones, luchas, desiertos, tormentas…nos concentramos tanto en buscar la salida a eso, la respuesta, la dirección que necesitamos; que no logramos ver las pequeñas muestras de gracia que nos son dadas en medio de esa circunstancia?
Tan cegados por lo que nos frustra y duele, sumamos a nuestras frustraciones iniciales otras tantas nuevas: causadas por lo que no salió bien, por el error que cometimos –otra vez-, por no poder sacar el carácter necesario para que la prueba culmine con éxito…
¿Podemos enumerar nuestras bendiciones?
¿Podemos ser perceptivos a las pequeñas muestras de gracia que nos son otorgadas en medio de la incertidumbre?
¿Podemos ser agradecidos por la oportunidad de nuevamente reconocernos limitados, necesitados de Dios y de otros?
No perdamos de vista que en el corazón de la tormenta, podemos encontrar las palabras que nos animan, al amigo que nos escucha y aconseja, la buena voluntad de un desconocido… ¿y no son todos estos pedacitos de gracia… pedacitos de SU gracia?
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